La Casa de Tucumán

La Casa de Tucumán

Con motivo de la conmemoración del 9 de julio de 1816, este recurso propone repensar la función educativa que ha tenido la producción y reproducción iconográfica de la Casa en la que se declaró nuestra Independencia e indaga sobre la posibilidad de resignificar ésta y otras viejas imágenes que -difundidas por libros y revistas escolares-han buscado narrar la historia nacional.

En el marco de la cultura escolar, existen prácticas que una vez conformadas se instalan, se instituyen, se naturalizan, adquieren un cariz de ritualidad y así, enraizadas, permanecen disponiendo acciones, produciendo aprendizajes.

A través del tiempo, la conmemoración escolar del 9 de julio de 1816, ha cristalizado singulares modos de hacer entre los cuales, la producción o reproducción iconográfica de la Casa en la que se declaró la Independencia de las Provincias Unidas de Sud América ha sido una consigna tenaz y recurrente.

Colocar láminas en las paredes de las aulas y en las carteleras de los espacios comunes, pegar ilustraciones en los cuadernos y carpetas, pero principalmente, copiar (en otros tiempos también calcar), dibujar, pintar la fachada de la Casa Histórica, con sus enrejadas ventanas coloniales y sus torneadas columnas es una práctica que –en los primeros años de escolarización— ha ocupado un lugar preponderante como estrategia didáctica para recrear aquel singular momento de la historia argentina.

Considerada tal vez una acción accesoria, ingenua o poco relevante; sin embargo, año tras año, la presencia insistente de una imagen mediatizada y estereotipada de aquella casa en la que sesionó el Soberano Congreso General Constituyente, también ha tenido alcances en los procesos educativos de nuestros alumnos.

Como sostiene Laura Malosetti Costa (2006) : «Se sabe: los retratos de los héroes nacionales, los juramentos, batallas, cabildos, abrazos trascendentes o revistas militares han sido construcciones ideales y funcionales a las ideas que fueron construyendo la idea de nación y que persisten, inculcadas por la educación escolar». (Malosetti Costa, 2006, p. 158)

Los hechos de nuestra historia han sido también narrados mediante el poder simbólico de las imágenes. Un poder que reconocemos capaz de interpelar, de interrogar, de problematizar. No obstante, es posible advertir que, en cierto modo, este poder cognitivo de la imagen aparece como un rasgo vedado a las imágenes escolares en general y, a las que pueblan la escuela antes de un acontecimiento patrio, en particular.

¿Qué nos ha enseñado la repetición esquematizada de la “Casita” de Tucumán sobre los candentes debates que en su interior precedieron a la Declaración de nuestra Independencia? ¿Qué hemos aprendido sobre las disputas político-ideológicas y el contexto económico, social y cultural en el que –albergado en dicho inmueble—sesionó el Congreso de 1816?

Producidas y reproducidas hasta el hastío, estas imágenes tienden a empobrecerse y a perder su capacidad para comunicar la relevancia y el sentido de los hechos que evocan.

Podríamos preguntarnos entonces ¿Qué función cumplen hoy estas imágenes? O como plantea Mallosetti (2006): «¿Qué hacer con esas viejas imágenes de la historia nacional? ¿Dejar que caigan en el olvido? ¿Crear otras nuevas más “modernas” y/o “correctas”? ¿Preservar su memoria o, por el contrario, contribuir a destruirlas tanto física como simbólicamente? Y por último. ¿Es posible resignificarlas? ¿Pueden ser utilizadas como punto de partida para una reflexión crítica sobre aquello que ponen en escena?»
(Malosetti Costa, 2006, p. 159)

¿Cómo deshabitar la emblemática Casa de Tucumán de la función meramente “ilustrativa” por el contexto escolar asignada? ¿Cómo volver a poblarla de valores y sentidos que permitan dimensionar y reflexionar sobre la trascendencia del hecho histórico que allí tuvo lugar?
Las alternativas pueden ser múltiples y diversas. Aquí delineamos algunas sugerencias para que, junto con nuestros alumnos, ensayemos otros trazos que nos permitan valorizar aquellos antiguos muros y los hechos que en su interior ocurrieron.

Algunas propuestas para ensayar otros trazos

1. La Casa. Su historia

De la Casa sabemos que fue el lugar físico en el cual se Declaró la Independencia y, en general, conocemos poco sobre la singular historia de este edificio, testigo de los hechos que cimentaron nuestra nación.
Un modo de comenzar a asignarle otros valores a la imagen de esta Casa constitutiva de la memoria colectiva de los argentinos, puede ser indagar sobre aspectos que fueron configurando su identidad.
Con este propósito, podemos sugerir a nuestros alumnos que investiguen:

-¿A quién pertenecía el inmueble? ¿Qué actividades se desarrollaron en ella en tiempos de la Independencia? ¿Qué otros usos se le dieron a la Casa después de 1817, cuando el Congreso fue trasladado a Buenos Aires?

-A través del tiempo, y por la necesidad de adecuar los espacios de la Casa a las funciones que en ella se desempeñaban o bien, con el objetivo de mantener y/o preservar estos muros de las inclemencias y el paso del tiempo, este edificio fue objeto de diversos y numerosos cambios. Al respecto, podemos solicitarles que tracen una cronología señalando las modificaciones más significativas que en él se efectuaron. ¿Qué hechos motivaron estas variaciones? ¿Existen registros visuales de las mismas? ¿Qué otras imágenes se conocen de la Casa Histórica?

-Las obras arquitectónicas son testimonios válidos de las épocas, las expresiones culturales y las tradiciones que las ven emerger y consolidarse. ¿Qué aspectos nos presenta esta construcción como huellas identitarias de aquel período histórico?

2. De casa familiar a Patrimonio histórico-cultural

Un abordaje que puede promover otra mirada sobre la Casa de la Independencia es su valoración como Patrimonio histórico-cultural.
En este sentido, podemos reapropiarnos de esta fecha patria introduciendo a nuestros alumnos en cuestiones relativas a la conformación del patrimonio histórico-cultural de una sociedad determinada.

De esta manera, podemos orientarlos para que indaguen:
– ¿Por qué la Casa de Tucumán es parte del patrimonio histórico-cultural de nuestro país? ¿Qué dimensiones o aspectos se valoran al momento de declarar un bien tangible o intangible como patrimonio cultural de un pueblo? ¿Qué organismos y/o entidades actúan en este proceso? ¿Existen normativas internacionales, nacionales o locales que regulan el establecimiento y/o conservación de estos bienes? En Argentina ¿Con qué legislación contamos al respecto? ¿Y en Entre Ríos?

-A modo de exploración de esta temática, podemos pedir a nuestros alumnos que averigüen: ¿Existen en nuestra ciudad o en nuestra provincia obras o bienes reconocidos como patrimonio histórico-cultural? ¿Por qué han sido declarados como tales? ¿Contribuyen estas obras a conservar y transmitir la memoria y la identidad local y regional? ¿Qué valor social se les asigna a estos bienes?

Malosetti Costa, Laura (2006) “Algunas reflexiones sobre el lugar de las imágenes en el ámbito escolar” en Dussel, Inés, Gutierrez, Daniela (Comp.), Educar la Mirada. Políticas y pedagogías de la imagen, FLACSO, Buenos Aires

Publicado el:

domingo 27 de noviembre de 2011

Autor:

  • Celina Morisse

Nivel:

  • Secundario

Área Curricular

  • Cs. Sociales y Humanidades
  • Lengua y Literatura

Tipo de Recurso

  • Actividad